lunes, 28 de enero de 2013

Remedio

 
Las tres mujeres hicieron nada para retener la más fabulosa criatura de la familia, que un viento de luz se llevaba del jardín. Ni un adiós a la extraña muchacha, ni un pensamiento de alivio. A fin de cuentas, para todos siempre fue la boba que comía con las manos, la de poderes de muerte, otra de sus condenadas a la soledad. Por ese velo jamás vieron la verdadera belleza en su absoluta bondad. Pobre gente, nunca se le ocurrió que Remedios solo necesitaba amor.